domingo, 1 de agosto de 2010

EL IMPACTO DE LA MINERIA SOBRE LAS POBLACIONES Y EL MEDIO AMBIENTE

Por: Carlos Chen Arciniegas

¿Qué es la minería?
La minería es el proceso de actividades para descubrir y extraer los minerales que se encuentran en el subsuelo de la superficie de la tierra. Los minerales que se pueden encontrar pueden ser metales (oro, cobre) y no metales (grava, carbón, amianto), estos por lo general se encuentran mezclados con muchos otros elementos, aunque en ocasiones se encuentran en concentraciones de minerales en grandes cantidades en un pequeño lugar, este sitio se le conoce como el yacimiento, que es en donde se pueden extraer uno o más minerales con beneficios económicos. Las minas pueden ser de varios tamaños, las hay pequeñas que mueven menos de 100 toneladas de material por día hasta las grandes que mueven cientos de miles de toneladas de material diariamente. Las minería subterránea, hasta mediados del siglo pasado, era el método más común de extracción en los yacimientos masivos. Luego de la segunda guerra mundial con los avances de la tecnología y el desarrollo de más grandes y poderosos equipos (camiones, palas, razadoras, niveladoras ect.) que permitierón la explotación de minerales a cielo abierto.

¿Minas subterráneas y minas de cielo abierto?

Como su nombre lo indica las minas subterráneas son aquellas que se encuentran a nivel del subsuelo, a ellas se acceden por un pozo o rampa que desembocan a las galerías y a los niveles de producción, conectados entre sí para permitir el movimiento del personal y el transporte de los minerales. En este tipo de mina se utilizan perforadoras y explosivos para romper la mena, mezcla de minerales de la que se pueden extraer uno o más metales. Ciertamente este tipo de mina , por lo general, tiene menos impacto sobre el medio ambiente, que las minas de cielo abierto, no es menos cierto que aunque la perturbación sobre la superficie de la tierra es menor, puede tener efectos sobre los acuíferos contaminándolos con ácidos y metales. Los trabajadores están expuestos a situaciones sumamente peligrosas como el hundimiento en las galerías, inundaciones, mala calidad del aire y el de las explosiones. Por efectos de la rentabilidad muchas compañías han ido abandonando gradualmente este método, sin embargo, todavía el carbón, níquel, zinc y plomo siguen siendo extraído de esta manera.
Las minas de cielo abierto o de tajo abierto son terrazas dispuestas en grandes fosas anchas y profundas, que inician con la eliminación de la capa vegetal y de suelo, con explosiones extensivas que remueven la roca y los materiales por encima de la mena hasta llegar al yacimiento, donde se realizan explosiones para convertirlos en trozos más pequeños. Entre este tipo de minería podemos encontrar variantes de estos tajos, las minas de cielo abierto que por lo general son para metales de roca dura, las canteras que son para materiales de construcción e industriales como arena, granito, mármol, grava, pizarra, arcilla ect., y la minería por lixiviación, que es la aplicación de productos químicos para filtrar y separar los metales del resto de los otros minerales.

La minería es un problema.

La minería es una actividad a corto plazo pero con efectos a largo plazo. los defensores de la minería argumentan que es necesaria para suministrar bienes a los seres humanos, pero esta actividad es sustentable en el tiempo, evidentemente no ya que es una actividad basada en la extracción de recursos no renovables, esto a pesar de lo que las corporaciones mineras realzan ingentes esfuerzos para convencer a la opinión pública que son reamente “sustentables”, en los cuales se invirtieron importantes recursos monetarios, cifrados en millones de dólares, para lograr que en la Cumbre Mundial de Desarrollo Sostenible (CMDS) se reconociera el absurdo concepto de que la “minería es sustentable” y muy a pesar de los opositores a la minería en el proceso de la CMDS, las corporaciones mineras lograron su objetivo y la minería fue declarada como una actividad sostenible. Nada más alejado de la realidad ya que esta actividad es insustentable, y nos quedamos cortos, ya que sus impactos exceden con profusión lo que podríamos considerar normalmente insustentable. A lo largo de la historia la minería es responsable de la sistemática violación de los derechos humanos en especial con los pueblos originarios, explotados, menospreciados y abandonados, del envenenamiento de las tierras y agua circundantes a las minas con la consecuencia de enfermedades y hasta la muerte de personas y animales causados por ello, destrucción del medio ambiente causa más directa y subyacente de la deforestación y la degradación de los bosques y ni hablar que está en las raíces de numerosas guerras civiles, dictaduras e intervenciones armadas de fuerzas extranjeras.
La minería es un problema y debe ser visto de esa manera.

Más una maldición que una bendición.

La evidencia nos demuestra que irrefutablemente que la minería limita gravemente la capacidad de una nación de sustentar el crecimiento económico, esta afirmación tal vez sorprenda a más de uno, sobre todos aquellos que piensan que las “riquezas” del subsuelo se traducen infaliblemente en dinero para obras de desarrollo o proyectos sociales. Pero esto solo está en las mente mercantilistas que solo ven esta actividad como la oportunidad de acumulas capital, pero a costo del empobrecimiento de los pueblos en especial de los originarios, de la destrucción del medio ambiente y el envenenamiento del más importante de los recursos el agua. Un ejemplo claro y contundente lo podemos observar en Bolivia, Zaire y Sierra Leona entre otros, no son pueblos simplemente pobres han sido empobrecidos sin piedad, de igual manera doce de los veinticinco países más dependientes de minerales del mundo, la mayoría del África subsahariana son clasificados por el banco mundial como países pobres altamente endeudados, de acuerdo a un informe de las Naciones Unidas cuanto mayor sea la dependencia de los países a la exportación de los minerales, su estándar de vida será probablemente será peor, en correlación a esta dependencia se correlacionan mayores niveles de pobreza, mayor tasa de desnutrición y en consecuencia mayor mortalidad infantil, asociados a la desigualdad de ingresos, bajos niveles de gasto en atención de salud y una mayor vulnerabilidad a las crisis económicas y ni que decir del incremento de las tasas de corrupción, ineficacia gubernamental, incremento en los gastos militares que salvaguarden gobiernos autoritarios.
La actividad minera es lucrativa para las corporaciones mineras, pero no para las comunidades locales de las áreas explotadas, ya que el hambre por encontrar nuevos depósitos se intensifican sobre todo en las tierras de los pueblos originarios, en donde estas comunidades conviven con la “madre tierra” preservando los recursos naturales, dependiendo de ellos, sufriendo perdidas inmediatas como resultados de las actividades de la minería a gran escala, socavando sus formas de sustento, sus organizaciones sociales perturbadas y sus culturas transformadas, aunque aducen las corporaciones mineras que ellas representan puestos de trabajos para estas comunidades, a menudo los pobladores locales carecen de las habilidades requeridas para poder beneficiarse de algo que no sean los trabajos peores pagados.
La promesa de riquezas y desarrollo que esgrimen los gobiernos para promocionar la minería a gran escala se esconden en políticas, instituciones y mentalidades que visualizan el “desarrollo” como una iniciativa gobierno para imponerlas con pretexto de crecimiento económico para el bienestar social y una mejor distribución de la riqueza, nada más alejado de la realidad.

Impactos ambientales y sociales.

Desglosaremos las diferentes etapas que comprenden la actividad minera, cada una de las cuales conllevan impactos ambientales particulares.
La primera de ellas es la fase de exploración, que tiene diferentes actividades con impacto ambiental como lo son la preparación de caminos de acceso, mapeos topográficos y geológicos, el montaje de campamentos e instalaciones auxiliares, trabajos geofísicos, investigaciones hidrogeológicas, apertura de zanjas pozos de reconocimiento, tomas de muestras entre otras. Los impactos que se producen en las zonas de bosques con la deforestación de los suelos con la consiguiente eliminación de la vegetación, afectando el hábitat de cientos de especies endémicas, muchas de ellas llevadas a la extinción, afectando de igual forma el mantenimiento del flujo constante de agua desde los bosques hasta los demás ecosistemas y centros urbanos, pudiendo provocar crecidas en periodos de lluvia ya que debido a que el suelo no puede contener el agua como lo hace en presencia de las masa boscosas.
La actividad minera requiere un enorme consumo de agua, reduciendo la napa freática del lugar, llegando a secar pozos de agua y manantiales, esta agua suele terminar contaminada por el drenaje ácido, especialmente las sulfúricas, generando así un vertido autoperpetuado de material tóxico, que puede durar cientos o incluso miles de años. Por otro lado las partículas de metales pesados se pueden con el tiempo separar de los residuos, diseminándose con el viento depositándose en el suelo y los lechos de los cursos de agua e integrándose lentamente en los tejidos de los organismos vivos.
Productos químicos peligrosos utilizados en las distintas fases de procesamiento de los metales, como cianuro, ácidos concentrados y compuestos alcalinos, si bien supuestamente están controlados, pueden terminar, de una forma u otra, en el sistema de drenaje y de ahí al manto acuífero. La alteración y contaminación del ciclo hidrológico tiene efectos colaterales muy graves que afectan a los ecosistemas circundantes --de manera especialmente agravada a los bosques-- y a las personas.
La contaminación del aire puede producirse por el polvo que genera la actividad minera, que constituye una causa grave de enfermedad, generalmente de trastornos respiratorios de las personas y de asfixia de plantas y árboles. Por otro lado, suele haber emanaciones de gases y vapores tóxicos, producción de dióxido de azufre --responsable de la lluvia ácida-- por el tratamiento de los metales, y de dióxido de carbono y metano --dos de los principales gases de efecto invernadero causantes del cambio climático-- por la quema de combustibles fósiles y la creación de lagos artificiales detrás de los embalses hidroeléctricos destinados a proporcionar energía para los hornos de fundición y las refinerías.
La minería llega a un lugar con su promesa de generación de riquezas y empleo, pero se cuentan en millones quienes en todo el mundo pueden dar testimonio de los altos costos sociales que trae consigo: apropiación de las tierras de las comunidades locales en especial la de los pueblos originarios, impactos en la salud, alteración de las relaciones sociales, destrucción de las formas de sustento y de vida de las comunidades, desintegración social, cambios radicales y abruptos en las culturas regionales, desplazamiento de otras actividades económicas locales actuales y/o futuras. Todo eso aparte de las condiciones laborales peligrosas e insalubres de ese tipo de actividad.
Es por eso que se reclaman mecanismos que permitan a las comunidades indígenas y locales participar efectivamente en los procesos decisorios, así como normas que les permitan rechazar ese tipo de emprendimientos en sus territorios. Los gobiernos deben cambiar radicalmente sus políticas sociales y su política de salvaguarda para los pueblos indígenas. Deberían adoptar un enfoque de desarrollo basado en los derechos, reconocer los derechos de los pueblos indígenas a la propiedad y el control de sus tierras, territorios y recursos naturales, proscribir la reubicación forzada de pueblos indígenas y sostener el principio de que los proyectos de desarrollo sólo deben implementarse en las áreas de propiedad o uso de los pueblos indígenas con sujeción a su consentimiento informado previo y otorgado libremente.



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