miércoles, 26 de mayo de 2010

Las Ballenas y el Cambio Climático

Por: Carlos Chen Arciniegas

Un estudio científico recientemente divulgado en Fish and Fisheries, demuestra que la protección de estos mamíferos marinos favorece la reducción de dióxido de carbono (CO2). En efecto, de acuerdo a los hallazgos de Stephen Nicol de la Australian Antarctic Division y sus colegas, las heces de las ballenas que navegan aguas antárticas pueden aumentar la capacidad de almacenamiento de CO2 del Océano Austral. Esto se debe a que los excrementos de estos gigantes marinos contienen inmensas cantidades de hierro y este elemento promueve el crecimiento de algas microscópicas conocidas como fitoplancton. El fitoplancton conforma la base de la red trófica o alimenticia marina, por lo que su abundancia es fundamental para sostener la vida de todas las especies que habitan el océano, además de soportan la red alimentaria del océano, el fitoplancton es responsable de absorber el dióxido de carbono, el crecimiento de fitoplancton en consecuencia, es un efecto importantisimo, que podría ayudar a aliviar el impacto adverso del cambio climático disminuyendo las concentraciones de dióxido de carbono en la atmósfera.
Los científicos probaron el material genético en 27 muestras fecales de cuatro especies de ballenas por separado y de esta manera establecieron que la mayoría de este hierro se originaba del krill. Entonces los investigadores se dieron cuenta que las heces de las ballenas juegan un rol vital en la red alimentaria y el ecosistema de Océano Antártico. De acuerdo al director del equipo científico de la DAA, Stephen Nichol, antes del exterminio masivo de ballenas por parte de la industria ballenera antártica, las heces de ballena aportaban cerca del 12 por ciento del hierro en la superficie del Océano Austral.
El krill antártico, un crustáceo similar a un camarón que se alimenta de fitoplancton y que constituye la principal fuente de alimento para las ballenas en el Océano Austral, concentra el hierro del fitoplancton en sus tejidos, así las ballenas reciclan el hierro al alimentarse de krill, retornándolo al océano a través de sus heces para que sea utilizado por el fitoplancton. El hierro es crucial para la salud del océano porque el fitoplancton depende de él para crecer. Por lo tanto, proteger las ballenas del Océano Austral es fundamental para mantener niveles de hierro que sostengan poblaciones saludables de estas minúsculas algas que cumplen un rol significativo en la captura de CO2. Las históricamente abundantes concentraciones de ballenas en el Océano Austral habrían producido inmensas cantidades de hierro que a su vez produjeron mayores poblaciones de fitoplancton y subsecuentemente, de krill. Considerando que el krill antártico constituye el principal alimento de peces, aves y mamíferos marinos que habitan la antártica, el aporte de hierro contenido en las heces de ballena resulta clave para el funcionamiento del ecosistema marino del Océano Austral.
Nicol y sus colegas concluyeron que sus hallazgos ofrecen argumentos adicionales para proteger las poblaciones de ballenas – que están actualmente disminuidas - de nuevas explotaciones futuras y apoyar esfuerzos para animar su recuperación.

PROTEJAMOS LAS BALLENAS……..

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